En este espacio podés conocer a quienes formaron parte del equipo de Voces que Cuentan en el Recreo de Verano de 2008.Promotor*s, narrador*s, titiriter*s y bibliotecari*s que trabajaron para acompañar desde la lectura a las chicas y chicos en la producción de textos y dibujos; que abrieron un espacio para la expresión, un espacio donde la palabra circuló como derecho, en textos, canciones, voces y mucho más que podés visitar en el blog Voces que Cuentan.
Además, podés leer relatos de experiencias de los integrantes del equipo, en las cuales se dibujan las impresiones vividas en tantas mañanas y tardes con las chicas y chicos en las distintas sedes de Recreo de Verano.
Haciendo clik en los nombres de la lista de la derecha, encontrarás datos para contactarte con ellos, conocer sus experiencias, su formación, sus gustos.
Nota: queremos agradecer a Claudia Mendoza, Natalia Fernandez y Paula Zambelli por su generosidad al permitirnos publicar varias de sus ilustraciones y collages para dar vida a este Blog.
NUESTRO MANIFIESTO:
¡Avanzamos! Un chico o una chica te mira a los ojos. Viene a tu encuentro. Tiene sed de palabras simples, verdaderas, vividas… ¡Siempre hubo una vez! ¡Levantemos la tapa! ¡Asómense! Los elefantes son contagiosos.
No esquivemos más las miradas, las voces, las palabras de verano, la imaginación perturbadora que zumba. Contar para abrir las puertas de los troncos de los árboles que crecen en nuestros oídos. Bongó.
Mundos posibles nos interpelan, la muerte deja de ser todo, nos permitimos soñar, andar: me animo, te animás, se atreve, osan, jugamos… Bombo. Las sombras se hacen más chicas, la imaginación corre y… ¡siempre hubo una vez!
Nadie puede arrancar nuestros cuentos: flores de nuestras voces… Tu voz me toca… contar, encantar, encontrar y sobre todo buscar ¡buscar juntos! Respiramos con vos, con voces, con ideas, con ritmo. Respiramos compases de aire, buscamos preguntas en tus manos, en tus ojos, en las nuestras.
Cuento, que no es verso… que no grita… Contamos porque a veces nos duele el silencio indiferente, solitario, porque a veces el pensamiento nace en la boca movilizada por la música de un verso repleto de elefantes. ¿Qué no podríamos lograr si danzáramos juntos entre sílaba y tambor?
Sentir lo que decimos y decir lo que sentimos. Tam-tam. Leer para mí, leer para vos, leer entre los dos. Zambomba. La palabra clama. La palabra acaricia. La palabra alienta. La palabra descubre. Siempre hay algo más.
¡Que nuestros sueños, deseos y derechos tengan la voz que necesitan y merecen! Maracas. Abrir un libro, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Palabras para que todos seamos artífices de nuestra libertad. Timbales.
Escribime de antes… Contame, te cuento. Contar es un oficio solidario. Cencerro. La escalera se puede subir, también se puede bajar, pero siempre confiá en el pie que va a subir el siguiente peldaño.
Escuchate, cada cual comunica con mil lugares imprevistos. Siempre hubo una vez. Chajchas. ¡Penetremos las sombras! ¡Revolucionemos la raíz del alma! Vuelta carnero de la lengua en el ropero.
Arrullar nuestros monstruos, cuestionar nuestras verdades, construir puentes al infinito. Un gesto, una palabra, una acción…pueden cambiar todo. Percusión. Se acabaron las papas. Liberar el pensamiento. ¡Avanzamos! ¡Nunca estuvo el cántaro tan cerca de la fuente como ahora!
No esquivemos más las miradas, las voces, las palabras de verano, la imaginación perturbadora que zumba. Contar para abrir las puertas de los troncos de los árboles que crecen en nuestros oídos. Bongó.
Mundos posibles nos interpelan, la muerte deja de ser todo, nos permitimos soñar, andar: me animo, te animás, se atreve, osan, jugamos… Bombo. Las sombras se hacen más chicas, la imaginación corre y… ¡siempre hubo una vez!
Nadie puede arrancar nuestros cuentos: flores de nuestras voces… Tu voz me toca… contar, encantar, encontrar y sobre todo buscar ¡buscar juntos! Respiramos con vos, con voces, con ideas, con ritmo. Respiramos compases de aire, buscamos preguntas en tus manos, en tus ojos, en las nuestras.
Cuento, que no es verso… que no grita… Contamos porque a veces nos duele el silencio indiferente, solitario, porque a veces el pensamiento nace en la boca movilizada por la música de un verso repleto de elefantes. ¿Qué no podríamos lograr si danzáramos juntos entre sílaba y tambor?
Sentir lo que decimos y decir lo que sentimos. Tam-tam. Leer para mí, leer para vos, leer entre los dos. Zambomba. La palabra clama. La palabra acaricia. La palabra alienta. La palabra descubre. Siempre hay algo más.
¡Que nuestros sueños, deseos y derechos tengan la voz que necesitan y merecen! Maracas. Abrir un libro, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Palabras para que todos seamos artífices de nuestra libertad. Timbales.
Escribime de antes… Contame, te cuento. Contar es un oficio solidario. Cencerro. La escalera se puede subir, también se puede bajar, pero siempre confiá en el pie que va a subir el siguiente peldaño.
Escuchate, cada cual comunica con mil lugares imprevistos. Siempre hubo una vez. Chajchas. ¡Penetremos las sombras! ¡Revolucionemos la raíz del alma! Vuelta carnero de la lengua en el ropero.
Arrullar nuestros monstruos, cuestionar nuestras verdades, construir puentes al infinito. Un gesto, una palabra, una acción…pueden cambiar todo. Percusión. Se acabaron las papas. Liberar el pensamiento. ¡Avanzamos! ¡Nunca estuvo el cántaro tan cerca de la fuente como ahora!
Equipo de Voces que cuentan, Buenos Aires, diciembre de 2007.